Regreso consolado y muy conmovido por el trabajo que se desarrolla desde esta obra de la Compañía en Perú. Me ha dejado impresionado el trabajo y la dedicación de las religiosas que se hacen cargo de la dirección de estos colegios, viviendo en el mismo suburbio; me ha dejado impresionado el modo de trabajar de Fe y Alegría. Dicen que los colegios de Fe y Alegría cambian la realidad del suburbio en el que trabajan, algunos de sus alumnos consiguen acceder a la universidad y a buenos puestos de trabajo, esta institución es muy aceptada y valorada en el Perú.

También he tenido la suerte de conocer la misión de la Compañía en la Sierra de Cusco, es otra realidad diferente a la de Lima, mucho más dura que en la ciudad. Allá la pobreza es aún mayor, carecen de cosas tan básicas como los accesos ya que estos son a pie o a caballo, no tienen luz, los niños no van a la escuela y se dedican a trabajar desde los cuatro años cuidando el ganado, etc. Aquí Fe y Alegría también tiene presencia activa con la red de colegios o educadores rurales, aunque falta para que esta red se consolide y haga mayor. A diferencia de Lima, las necesidades en la sierra son básicas y urgentes.

Veo tan importante que todo esto se conozca en España, que los alumnos de nuestros colegios sepan qué es y qué hace Fe y Alegría, que conozcan la realidad social de Perú.

No quisiera terminar sin dar la enhorabuena y las gracias por el trabajo a Entreculturas y Fe y Alegría porque, gracias a él, hay muchas obras y proyectos que se pueden sostener y llevar adelante en estos países.