“Los migrantes no rompieron la ley, la ley les rompió a ellos”
“Los migrantes no rompieron la ley, la ley les rompió a ellos”. Así resumía hace unos días una portavoz de la Red Jesuita con Migrantes Centroamérica y Norteamérica (RJM CANA) el sentir colectivo de la Red en la rueda de prensa celebrada en la Universidad Iberoamericana de México el pasado 11 de octubre.
La RJM CANA agrupa a organizaciones jesuitas -y otras cercanas a la Compañía- de Centroamérica, México, Estados Unidos y Canadá que trabajan en migraciones, y su objetivo es conectar dichas obras y fortalecer con ello el servicio a las personas migrantes y refugiadas. La RJM CANA protege los derechos humanos y la dignidad de las personas en situación de movilidad humana y de sus familias mediante el acompañamiento y la atención directa, la investigación y la incidencia política y social.
Migrante en la zona de Bojay, México. / FOTO: Monteserín Fotografía
Anualmente, las obras integradas en la Red se reúnen para analizar la evolución de los flujos migratorios y las necesidades de los migrantes, así como para buscar formas de respuesta más colaborativas y efectivas. Este año, México ha sido sede de la XVI Reunión Anual, en la que, por parte de Entreculturas, han participado Gemma López Poveda, responsable de América, y Cristina Manzanedo, responsable de Migraciones.
En la reunión se han denunciado los muros invisibles en Centroamérica, México y EE.UU. Muros de los que nadie habla, muros que no se pueden escalar tan fácilmente, muros que vulneran la dignidad humana y violan sistemáticamente los derechos humanos de las personas migrantes y refugiadas en los países de origen, tránsito y destino. Frente a estos muros, la Red Jesuita con Migrantes de Centroamérica y Norteamérica plantea cinco desafíos:
- Nos hemos dejado hipnotizar con la idea del muro físico que construirá Donald Trump y es necesario ver más allá, ver también los muros de México y Centroamérica, y exigir responsabilidades a los Estados.
- Participación activa de la sociedad civil para incidir en las negociaciones gubernamentales sobre los pactos globales de migración y refugio que se están ya desarrollando y van a continuar a lo largo de 2018 y que serán aprobados en la Asamblea General de Naciones unidas a finales de año.
- Afirmar que, ante la ausencia y debilidad de los Estados, la sociedad civil organizada a lo largo de los países centroamericanos y de México, es quien tiende puentes de hospitalidad y protección a las personas migrantes y refugiadas.
- La apuesta de la ciudadanía debe de ser la HOSPITALIDAD y el cuidado de la vida, las muestras de resistencia ante un sistema legal, social y económico injusto y la acción colectiva. En ese sentido, llaman a multiplicar acciones como la atención humanitaria en los albergues y el acompañamiento integral de las personas migrantes. Es también muy positiva la resistencia de las Ciudades Santuario en EE.UU, las acciones de Autoridades locales y de algunos Congresistas que se oponen en Estados Unidos a las medidas anti-inmigratorias del Gobierno.
- Los migrantes seguirán rompiendo muros en búsqueda de una vida digna y segura. Queremos una sociedad en la que migrar no sea ilegal. Queremos unas políticas públicas que garanticen los derechos. Y llamamos a reconocer el significativo aporte que las personas migrantes realizan a nuestras sociedades.

FOTO: Monteserín Fotografía
“Estos días hemos sido testigos de la fuerza y el ingente trabajo internacional en red por parte de nuestros socios y hermanos latinoamericanos al servicio de migrantes y refugiados transitando por la región centroamericana hacia el Norte”, afirma Cristina Manzanedo. “Me siento orgullosa del trabajo de Entreculturas, animada a comprometernos más, y motivada a trabajar por las causas justas de las personas migrantes y solicitantes de asilo”, explica Gemma, “pero también por el derecho a la no movilidad: a trabajar por que las personas tengan una vida digna y en paz en sus países, motivada a abordar junto a nuestras instituciones amigas y aliadas, las causas que fuerzan la movilidad.”